Desde 1906, la famosa Casa Batlló ha sido un espectáculo en la ciudad de Barcelona. Diseñada por el famoso arquitecto Antoni Gaudí, la imponente casa exhibe inteligencia, creatividad y diversidad. No te pierdas este destacado lugar durante tu visita a la capital catalana, que tan solo lleva abierta al público desde los último 15 años. Su fachada colorida y líneas suaves hacen que sea diferente a cualquier cosa que vayas a ver en la ciudad.
La Familia Batlló y Gaudí
La estructura original de la casa se levantó en 1877, y en 1900 Josep Batlló se convirtió en el propietario del edificio situado en Passeig de Gràcia, ya sabiendo que quería realizar algunos cambios. Josep Batlló y su esposa Amalia se decidieron a comprar la estructura original por su localización pero nunca tuvieron la intención de dejarla en su forma original. Gaudí fue seleccionado para diseñar el domicilio porque sabían que sería capaz de sorprenderles con un único diseño que destacaría sobre el resto. Batlló encargó a Gaudí derribar la antigua casa y construir una nueva, pero Gaudí se inspiró con la vivienda e insistió en reformar solo la estructura.
Es difícil de suponer qué fue lo que inspiró a Gaudí porque siempre pensaba con originalidad, pero es evidente que esta casa permanecería viva. Desde la chimenea cozy en forma de seta, hasta el techo del desván muy parecido a una caja torácica, claraboyas con vidrieras de color que aparecen para convertirse en caparazones de tortuga, es fácil ver que al famoso arquitecto le encantaba reproducir la belleza de la naturaleza. Mucha gente también cree que los coloridos azulejos de metal en la Casa Batlló y sus arcos rígidos en el tejado pretendían representar al legendario dragón de Sant Jordi.
Vida Después de los Batlló
El Sr. y la Sra. Batlló vivieron en la planta noble de la Casa Batlló hasta su fallecimiento y desde entonces la casa pasó a ser propiedad de sus hijos, que la volvieron a vender a una compañía de seguros. La Casa Batlló fue nombrada Patrimonio Cultural de Cataluña en 1962 y algo más tarde, en 1969, fue designada como Patrimonio Cultural de España. En 1970, se realizó la primera restauración de la casa, el interior de la estructura se pulió, se trató la madera, algunas de las vidrieras fueron cambiadas para así mantener su apariencia original, y en 1983 los balcones exteriores fueron restaurados. Años más tarde se añadió iluminación artificial para iluminar el exterior del edificio.
En 2002, con el Año Internacional Gaudí, la Casa Batlló abrió su planta principal al público. Hubo una serie de éxitos inesperados que hizo posible esta apertura. Con el paso de los años, más áreas de la vivienda fueron disponibles para los visitantes, hoy en día se puede visitar casi la totalidad del domicilio.
Como Nunca Antes la has Visto
Aunque ya la hayas visitado anteriormente, vuelve a poner esta atracción en tu lista para experimentar el vídeo-guía de apertura situado en el suelo, actualmente disponible en el tour por la Casa Batlló. Este guía es incomparable a otras cosas que existen en la ciudad, puesto que combina imágenes 3D con realidad aumentada para contemplar la casa con otros ojos. Cuando llegues a la planta principal, échale un vistazo al vídeo-guía y descubre cómo era la casa antiguamente, cuando vivía la familia Batlló.
Este año se ha actualizado también web de la Casa Batlló, ofreciendo conocimientos históricos con una mayor profundidad gracias a su fantástico tour virtual en 360º por toda la casa. Este tour visual deja que explores a tu aire cada rincón hasta la azotea. En la nueva web, podrás encontrar también información sobre el alquiler de distintos espacios de la casa para eventos y celebraciones y precios para tours en grupo.
No te olvides de detenerte y…
- Obtener unas vistas del Passeig de Gràcia desde las emblemáticas ventanas de la planta principal.
- Pasar un rato acogedor alrededor de la chimenea en forma de seta.
- Admirar y hacer especial atención al techo en espiral.
- Observar la miniatura de la proyección audiovisual de “El despertar del dragón en la Casa Batlló” en el desván.
- Relajarse en la azotea de colores.
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